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Foto del escritorYerko Reyes Benavides

Nuestra señora de la dulce espera

Patrona Espiritual y Protectora de las Mujeres Embaradadas y de los Niños Gestantes




Es una hermosísima devoción a la Madre de Dios en la dulce espera de su hijo, nuestro Salvador; de ahí adquiere su nombre, pues es la contemplación de la maternidad divina en la gestación del Hijo de Dios en el vientre virginal de María, la dulce muchacha de Nazaret.

En la contemplación de María embarazada reencontramos el privilegio de la vida como un don de Dios desde el mismo instante de la concepción.

El ser humano es persona, completa, total, con todas sus facultades, con todos sus derechos y dignidad desde el mismo instante de la concepción. Eso es biología, es naturaleza, y niguna ley humana podrá negar la vida, aunque no le otorege por "la dureza del corazón de los hombres", la dignidad y el reconocimiento de sus derechos como persona dentro de una sociedad.


A Nuestra Señor de la Dulce Espera acuden acuden quienes están a la espera de sus hijos y quieren consagrarse en su embarazo, bendecir a sus hijos desde el mismo vientre y por medio de esta bendición reconocerlos como hijos de Dios. También a ella acuden quienes buscan concebir y quienes le agradecen el nacimiento de sus hijos. Aunque no existe un día específico para consagrarse a la Santísima Madre de Dios, sin embargo, la tradición que proviene desde Argentina, como segundo hogar de la Advocación, puesto que la veneración se remonta a una olvidad iglesia en los pueblos de España, los quince de cada mes tienen un peculiar significado espiritual que nos une a María Virgen embarazada, por la gracia del Espíritu Santo.

Nuestra Señora de la Dulce espera protege la vida de quienes aún no nacen.

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