A Ti

Poema a mi Dulce Muchacha de Nazaret

Hace algún tiempo escribí esta oración en forma de poema. Incluso este es anterior a otro que publiqué en Lazos de Fe.

Aunque no está explícitamente manifestado el nombre de María en él, este poema fue pensado y dedicado a la Santísima Virgen María.

Algunos amigos me dicen que la Virgen María siente una predilección especial por mí. Todavía hoy no sé si eso será verdad; lo que si se es que Ella ocupa un lugar muy especial en mi corazón.

Las primicias de todo lo que he comenzado han sido para ella, por ella o a través de ella. María, Madre me ha acompañado en los días de luces con su maternal silencio y, en los días grises y de tristezas con sus tiernas caricias.

Cada uno tiene una advocación con la que se identifica y a la cual recurre en la oración. La mía he decir que me encontró. Aunque podría tener varias patronas y advocaciones de la Virgen como un ramillete de flores puestos a los pies de la Madre del Señor: por mi origen, la Virgen del Carmen, patrona de Chile; por adopción; Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela; por el lugar donde transitoriamente estoy desempeñando el ministerio sacerdotal, la Virgen de la Paz; por la influencia de amigos y conocidos, Nuestra Señora de Fátima, La Inmaculada Concepción de la Virgen, entre muchas… Me quedo con la que hace más de diez años cautivo mi corazón: Nuestra Señora de la Dulce Espera; ella engalana este sitio web dedicado a Marah: que en arameo es el nombred de María.

No importa el nombre que te demos Madre, todos son perlas de nuestro cariño hacia ti, como las cuentas del rosario que niños, jóvenes, adultos y abuelitos y abuelitas pasan una tras otra.

Recoge con estas sencillas palabras todo nuestro amor y cariño y, ya que estás en el Cielo, alcánzanos la gracia y el amor de Dios.

Así sea.